Debido al caótico desarrollo --de ninguna forma sustentable-- que sufre la paradisíaca Bahía de Banderas, nadie duda que las playas más contaminadas del Pacífico Mexicano estén precisamente en este destino turístico. De hecho, la otrora encantadora ciudad de Puerto Vallarta vierte más del cincuenta por ciento de sus aguas residuales directamente al mar porque carece de las plantas de tratamiento necesarias. A pesar de ello las autoridades municipales, estatales y federales insisten afirmando que no existen riesgos sanitarios para el turismo. No obstante, la evidencia dice lo contrario:
Durante las temporadas vacacionales es muy común que las playas de la bahía mantengan índices bacteriológicos muy por encima de los 100 enterococos (NPM/100 ml), límite máximo permitido por la Organización Mundial de la Salud para evitar riesgos sanitarios como pueden ser enfermedades respiratorias, dérmicas y gastrointestinales, todas ellas bastante frecuentes entre los turistas que visitan este destino.
La contaminación de las aguas así como los desechos sólidos, principalmente basura plástica; también causan daños a la fauna silvestre; prueba de ello podría ser la aparición, cada vez más recurrente, de aves marinas muertas en las playas de la bahía.
Conviene señalar que así como hoy están muriendo aves a causa de la contaminación, igual podría suceder mañana con el sector turístico.
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